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Mantener el agua de la piscina limpia y libre de patógenos es fundamental para evitar enfermedades y garantizar la salud de los nadadores. Según un estudio realizado por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), el cloro en el agua de la piscina reduce significativamente el riesgo de infecciones transmitidas por el agua, como las relacionadas con bacterias y parásitos.